La gestión emocional durante este confinamiento no es fácil, especialmente para las personas que previamente a él ya padecían algún tipo de problema psicológico relacionado con la ansiedad y/o la depresión.
Destaco en este artículo síntomas que pueden verse más implicados con la situación del confinamiento actual.
Personas con Agorafobia = Aparece la ansiedad o el ataque de pánico en determinadas situaciones o lugares donde sienten la dificultad para ser atendid@s. En consecuencia y como sistema de defensa , optan por evitar dichas situaciones llegando incluso a recluirse en casa limitando en gran medida la propia autonomía en cualquier actividad que deban desarrollar.
Personas con Ansiedad Generalizada = Preocupación excesiva por diferentes situaciones o acontecimientos de la vida cotidiana.
Cómo lo manifiesta el Organismo:
Desde un punto de vista químico/orgánico
El “Cortisol” ( hormona del estrés), sube sus niveles en sangre ya que actúa como neurotransmisor del cerebro ante situaciones estresoras que se producen en el interior del organismo. En consecuencia una de las primeras afectadas es la serotonina (importante químico y neurotransmisor que se encarga de regular el estado anímico).
Para poder subir los niveles de serotonina necesitamos de su precursor “el Triptófano”(hormona que se obtiene a través de los alimentos), ya que el organismo no puede fabricarlo por sí mismo.
Desde un punto de vista físico
Los síntomas pueden “atacar” a diferentes órganos y presentar diferentes procesos sintomáticos : Taquicardias, Malas digestiones, Dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad, tensión muscular, mareos, náuseas, escalofríos, diarreas, ect…
La Solución a estas patologías radica en tratar de “NO CONTROLAR”, esa no es la solución. Ese es el problema.
La ansiedad y la depresión son un conjunto de sensaciones que sitúan a las personas en un estado de alerta mediante una activación general del organismo. En consecuencia la circulación sanguínea se traslada a las extremidades que es donde manifestamos “ el correr, el escapar” . Debido esta reacción del organismo pueden aparecer : “palpitaciones” (se necesita más oxígeno en sangre y en consecuencia hiperventilamos. Esto causa una necesidad de “desecho” que el cuerpo refleja a través de un exceso de orina. Se excreta lo que en ese momento de “crisis” el cuerpo no puede procesar. Esto es el resultado de una función adaptativa del organismo.
Por este motivo, si tratamos de “controlar” la respiración, enviamos al cerebro un mensaje “alerta”. De que hay algo contra lo que debemos luchar en ese momento y así aumentamos la activación de la sintomatología que es precisamente, lo que pretendemos evitar. Debemos intentar revertir cualquier pensamiento negativo en positivo. Es una de las claves.
Cómo han de ser tratados los estados de Ansiedad y Depresión:
Ante todo y muy importante es seguir los consejos de un especialista, pues cada persona requiere de un estudio individual para obtener la información necesaria y poder facilitar las herramientas que ayuden a revertir la situación.
Un consejo importante para poder conseguir resultados óptimos es “el aprender” a visualizar y sentir la sintomatología presente como” algo normal y lógico”. Como algo que forma parte del organismo y de nosotros mismos y “aceptar” que puedan aparecer en algún momento desde un punto de vista positivo, sirviendo para que se analice y valore aquellos pensamientos e ideas que pueden estar influyendo en cada proceso y por supuesto enfrentarse con todos los recursos a lo que se teme o a lo que se está evitando, (Salir a la calle, hablar en público, miedo a morir…). Esta aceptación llegará a reducir las manifestaciones patológicas en el organismo.
Elementos “Clave” para poder llevar a cabo el cambio en la situación de desequilibrio tanto en la Ansiedad como en la Depresión:
Como primer “pilar” es centrarse en una rutina de hábitos saludables. Minimizará los efectos psicológicos. La Alimentación, el Sueño, el ejercicio físico (sobre todo realizar estiramientos ya que al no respirar correctamente el cuerpo se tensa generando patrones que bloquean), así como el movimiento necesario para una correcta oxigenación. Dejar tiempo para disfrutar de algún hobbie (aunque sea 1 hora al día), leer cualquier lectura que sea de interés ó ver alguna serie que les haga reír. Respirar, ( tres respiraciones tranquilas y conscientes al levantarse y al acostarse ayuda mucho ).
Como segundo “pilar” y no menos importante que el primero es mantener una correcta alimentación. No dependemos de nada externo, pues el cuerpo humano está preparado para reequilibrarse por él mismo. Dependerá de la información que le enviemos. Pero es cierto que hay alimentos que fortalecen y ayudan a obtener el aporte de nutrientes necesarios para el funcionamiento adecuado del cerebro que es el principal implicado en el sistema nervioso central del organismo.
Como ha de ser la Alimentación en estados de Ansiedad y/o depresión: Objetivo principal, relajar el sistema nervioso central.
Deberá estar basada en alimentos que tengan la capacidad de “sumar” energía al organismo para obtener la vitalidad necesaria y poder reequilibrar nuestro estado emocional para llegar a la recuperación. Se deberán evitar alimentos que nos limiten este propósito . Alimentos que “restan” .
Nutrientes que “suman” y deberán estar presentes en la dieta diaria:
Vitaminas del grupo B : Presente en todos los cereales integrales sin refinar y que no estén procesados. Frutos secos, legumbres, huevos, pescado azul.
Omegas 3, 6 y 9: Grasas necesarias para la actividad cerebral y procesos metabólicos: Pescado azul (salmón, trucha, atún, sardinas), nueces, almendras, cacahuetes (todos ellos en su estado natural sin procesar), todas las semillas como el lino, cáñamo, sésamo, girasol, calabaza, y aceites de buena calidad de primera presión en frío.
TIP: Personas alérgicas o intolerantes a algún alimento de este grupo pueden optar por las cápsulas de Omega 3 vegetales. Consultar con su especialista en nutrición en cada caso.
Magnesio: Mineral que ayuda a retrasar y reducir la oxidación celular y en niveles óptimos mantiene el sistema nervioso central en equilibrio. Lo encontramos en alimentos como el cacao puro sin procesar, frutos secos, cereales integrales sin refinar, aguacate, espinacas.
Vitamina C: reduce el nivel de cortisol en sangre actuando sobre el sistema nervioso favoreciendo la formación de mielina en las neuronas. La encontramos en mayor proporción en frutas cítricas (sobre todo en su piel): naranjas, limones, pomelos. También en el melón, el mango, kiwi. Verduras de hoja verde, pimientos crudos , brócoli verde, coles, bulbo de hinojo y en plantas como la albahaca y el perejil.
Vitamina D: El sistema inmunitario emplea la vitamina D para combatir virus y bacterias que lo invaden. Además una carencia de esta vitamina afectará directamente al estado anímico de la persona. La encontramos en alimentos como los pescados azules, hongos (champiñones, setas), germen de trigo y aguacate. Imprescindible una exposición solar a ser posible diaria de unos 15 /20 minutos para su absorción a través de la piel.
TRIPTÓFANO: Aconsejo un consumo diario de 1 plátano, Entre 2 y 4 dátiles (dependiendo del tamaño), y un par de veces en semana garbanzos. Hay otros alimentos que lo contienen como frutos secos, pescados, huevos, sésamo. Pero estos específicamente funcionan muy bien.
Nutrientes que “restan” y deberán ser evitados en procesos de ansiedad y/o depresión:
Todos los azúcares simples refinados restan energía al organismo ya que este no es capaz de reconocerlos como “alimento” y lo acumulará como tóxico. (Harinas blancas, procesados industriales, azúcares blancos, edulcorantes químicos, bebidas carbonadas, cafeína, atención a los lácteos).
Claves para absorber los nutrientes ingeridos:
Mantener una glucemia estable en el organismo y una Flora intestinal saludable.
Algunos remedios naturales para relajar el sistema nervioso:
El té de lechuga o lechuga cocida
Infusiones de melisa o Lavanda.
TIP: La Medicación utilizada en patologías de ansiedad y/o depresión será más efectiva si la alimentación es la adecuada. Esto permitirá ir bajando su dosis.